SAINT-DENIS, Francia — Primero colocan la barra más arriba, luego la bajan.
Sin importar en dónde colocaron la barra de salto de altura, el estadounidense Shelby McEwen y el campeón en interior Hamish Kerr de Nueva Zelanda no lograron superarla.
Los dos saltadores, que podrían haber decidido quedarse con el empate y ambos recibir el oro, en su lugar decidieron hacer pasar a la afición por una interminable competencia de salto por el oro el sábado en los Juegos Olímpicos de París.
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Los dos fallaron 11 veces —tantos fallos que ya no había espacio en la pizarra para todas las X. Tuvieron que bajar la barra dos veces en este enfrentamiento hasta que finalmente Kerr rompió la racha de fallos al superar 2,34 metros para quedarse con el oro.
“Hacerlo de esta forma, lo que hice fue increíble”, aseguró Kerr. “Fue una locura”.
McEwen se quedó con la plata, después de que tanto él y Kerr superaron los 2,36 metros.
Antes del último día, China lideraba a los Estados Unidos 39-38 en medallas de oro. Si McEwen hubiera aceptado el empate, las dos superpotencias estarían igualadas.
En los Juegos Olímpicos de Tokio se presentó una situación similar con Mutaz Barshim de Qatar y el italiano Gianmarco Tamberi, que decidieron empatar.
Barshim se quedó con el bronce el sábado con marca de 2,34 metros. Tamberi quedó eliminado antes.
“Tengo mucho respeto por lo que hicieron en Tokio. Pero siempre he pensado en la posibilidad de seguir añadiendo a la historia y tener la oportunidad de tener un duelo directo sería increíble”, admitió Kerr. “Sabía que haríamos historia y así fue”.
“Estoy seguro que Shelby pensaba exactamente lo mismo, por que nos volteamos a ver y fue simple”, añadió Kerr.
McEwen agregó que “lo hablamos y dijimos ‘hagamos el duelo’ y yo dijo ‘estoy de acuerdo’”.
Ambos fallaron los 2,38 metros en la primera ronda del duelo y luego no lograron superar dos veces los 2,36 metros antes de que McEwen fallara el 2,34 y Kerr finalmente terminó la competencia justo antes de que concluyera el relevo 4x400 femenino.
