SAN ANTONIO - Factores ambientales y la manera en que sea sembrado y cuidado podrían causar que un árbol sufra estrés.
De acuerdo con la organización gubernamental Texas A&M Forest Service, a medida que las condiciones de sequía empeoran en todo el estado, los árboles comienzan a ver los efectos de la escasez de lluvia.
Esta situación ocurre especialmente con los árboles jóvenes y recién plantados.
Este factor puede causar que el árbol tenga estrés, es decir, que no realiza sus funciones fisiológicas de manera normal. Como consecuencia, suele detenerse su crecimiento y desarrollo.
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Menos crecimiento, follaje descolorido o más pequeño de lo normal, caída temprana de hojas, corteza agrietada y ramas moribundas son indicaciones de que un árbol puede estar bajo estrés.
Si comienzas a ver signos de estrés en tus árboles y el suelo debajo de ellos está extremadamente seco, es hora de comenzar a regar.
Para probar la sequedad del suelo, puedes tomar un destornillador largo y clavarlo en el suelo, sugiere la agencia. Si el destornillador no se introduce fácilmente de seis a ocho pulgadas en el suelo, es hora de regar.
De acuerdo con Texas A&M Forest Service, una buena pauta para la cantidad de agua que necesita su árbol es de dos a tres galones por una pulgada de diámetro del tronco.
Una regla general para los árboles recién plantados es regarlos hasta tres veces por semana, en ausencia de precipitaciones.