Han salido a relucir detalles increíbles sobre el cautiverio de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la cárcel de máxima seguridad del Altiplano, en México, de la que escapó el 11 de julio.
Y es que la periodista Anabel Hernández compartió en exclusiva con Telemundo el expediente sobre la fuga del narcotraficante, que asegura obtuvo de fuentes del Poder Judicial de la Federación.
“Pareciera que el penal era más como un hotel, que una cárcel de máxima seguridad”, dijo Hernández.
En su testimonio al día siguiente de la fuga de Guzmán, José Daniel Aurioles Tavares, uno de los dos guardias designados específicamente a observar sus movimientos y oír sus conversaciones, afirma que cada dos horas reportaban lo que hacía: desde el momento en que se levantaba y desayunaba, atendía visitas familiares e íntimas, o recibía clases de pintura, terapia psicológica y peluquería.
“Podía recibir a su esposa y tener visita íntima durante más de cuatro horas, podía ver a su mamá, podía visitarlo su hermana”, agregó la periodista.
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Juan Carlos Sánchez García, el segundo guardia a cargo de vigilarlo, declaró que cuando iba la esposa de Guzmán, Emma Coronel, de 26 años, había comunicación baja y en señas entre ellos, que siempre era reportada a su superior.
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Hernández resalta el descontento de otros detenidos con el trato preferencial que aseguraban recibía el líder del Cártel de Sinaloa.
“Se quejaban diciendo que al ‘Chapo’ Guzmán siempre le llevaban su desayuno calientito, y al resto se lo llevaban frío”, dijo la periodista.
Según el testimonio del preso Teodoro García Simental, alias “El Teo”, los beneficios, incluyendo visitas conyugales más largas, eran por órdenes de directivos del penal.
En su testimonio, “El Teo” dijo que un mes y dos días antes de la fuga de “El Chapo”, los confinados se reunieron con directivos de la cárcel, y les exigieron que los trataran igual que a Guzmán.
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Entre sus quejas, dice que a ellos los hacían desnudarse y agacharse para requisarlos, pero a “El Chapo” no.
