Los líderes de la OTAN se reúnen a partir de este martes en Washington DC en la cumbre que conmemora el 75º aniversario de la alianza militar, que nunca ha sido más grande ni más enfocada, pero que también enfrenta amenazas potencialmente existenciales desde afuera y desde adentro.
Si la guerra de Rusia en Ucrania, los desafíos planteados por una China cada vez más agresiva y el conflicto entre Israel y Hamás en Gaza no fueran suficientes, se pone en duda el compromiso de algunos miembros clave de defender a sus aliados.
Existe una profunda incertidumbre sobre la capacidad del presidente Joe Biden para vencer en noviembre a su predecesor, el escéptico de la OTAN Donald Trump, para liderar al miembro más poderoso de la alianza.
Si bien los problemas políticos de Biden suscitan preocupaciones en su país y en el extranjero, los países de Europa enfrentan sus propios problemas con el aumento del populismo de extrema derecha —particularmente en Francia y Hungría— que amenaza lo que ha sido un pilar fundamental de la seguridad y la estabilidad desde la Segunda Guerra Mundial.
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BIDEN, EN EL CENTRO DE LA CUMBRE
Tambaleante desde su desastroso desempeño en el debate del 27 de junio, y con dificultades para mantener unida su campaña de reelección, Biden dice que la gente debería mirar sus interacciones en la cumbre de la OTAN como evidencia de que todavía es lo suficientemente fuerte y vigoroso para liderar.
Diplomáticos y analistas dicen que seguirán de cerca los acontecimientos, aunque los líderes de la OTAN aceptan que no tienen control sobre las elecciones estadounidenses y es poco probable que intervengan públicamente.
“El resultado de las elecciones de noviembre es de enorme importancia para la OTAN, y prácticamente todos los jefes de Estado y de gobierno de la alianza piensan lo mismo, incluso si se niegan a discutirlo”, dijo Jeff Rathke, presidente del Instituto Estadounidense-Alemán, de la Universidad Johns Hopkins.
La idea de que Trump regrese a la Casa Blanca ha alarmado a muchos en Europa, pues temen que pueda reducir los compromisos de Estados Unidos con la OTAN o Ucrania, o cancelarlos por completo.
“No hay nada que los homólogos de Biden en la OTAN puedan hacer para afectar ese resultado, por lo que se encuentran en la incómoda posición de ser observadores de un proceso que es fundamental para la alianza, pero sobre el cual no tienen control”, agregó Rathke.
Biden, quien se ha atribuido el mérito de fortalecer a la OTAN y resistir al presidente ruso Vladímir Putin, declaró que su confianza y competencia estarían en exhibición.
Pero se encontrará bajo una tremenda presión para sofocar la creciente preocupación de que no está a la altura del cargo, ya sea como jefe de facto de la OTAN o como comandante en jefe del miembro más importante de la alianza.
“La imprevisibilidad de lo que (Trump) podría hacer y la rapidez con la que podría hacerlo en el cargo tiene a la gente nerviosa”, dijo Rathke. “Sería una sacudida significativa para la OTAN que él ganara”.
LO QUE SE ESPERA DE LOS OTROS LÍDERES
Por mucho que los reflectores se centrarán en Biden, otros 31 líderes tienen voz en la toma de decisiones de la OTAN. La cumbre será la primera aparición del primer ministro británico Keir Starmer en el escenario mundial, pocos días después de obtener una contundente victoria en las elecciones.
Aunque Starmer ha manifestado un fuerte apoyo continuo tanto a la OTAN como a Ucrania, los avances logrados por los partidos de extrema derecha, así como por los grupos de izquierda —que se oponen al apoyo occidental a la guerra de Israel en Gaza_, pueden diluir la influencia de Londres.
Más preocupante es la agitación en Francia, donde el gobierno del presidente Emmanuel Macron enfrenta incertidumbre política luego de que los partidos de izquierda se unieron para vencer a una creciente extrema derecha en las elecciones legislativas, pero aún así no obtuvieron la mayoría en el Parlamento. El partido de extrema derecha, que es escéptico respecto a la OTAN, aumentó considerablemente el número de escaños que tiene.
Y están Hungría y Turquía, los dos miembros de la OTAN que se resistieron hasta el final a permitir que los miembros más nuevos, Finlandia y Suecia, se unieran a la alianza. Viktor Orbán, de Hungría, hizo sonar las alarmas al visitar Rusia la semana pasada para conversar con Putin, y Recep Tayyip Erdogan, de Turquía, mantiene buenas relaciones con el Kremlin.
En muchos aspectos, la alianza nunca ha parecido más fuerte. Desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, la OTAN ganó esos dos miembros, lo que eleva el total a 32. Al mismo tiempo, los miembros de Europa central y oriental más cercanos a las fronteras de Rusia —los países bálticos, Polonia y la República Checa— han aumentado su apoyo a Ucrania y a la OTAN como institución.
Pero la OTAN es frágil. Sus políticas deben adoptarse por consenso unánime y la agitación política en las capitales obstaculiza la toma de decisiones futuras. Se espera que los líderes de la OTAN reafirmen una vez más su política de “puertas abiertas”, lo que significa que la membresía está abierta a cualquier país que cumpla con los requisitos. Pero Ucrania no recibirá la tan esperada invitación esta semana.
“En cierto modo, esta cumbre de la OTAN llega en el mejor y el peor momento. El mejor momento, en el sentido de que la alianza sabe cuál es su propósito”, dijo Max Bergmann, director del programa Europa, Rusia y Eurasia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, una organización bipartidista sin fines de lucro para promover ideas que resuelvan retos globales.
“Pero también es de los peores momentos, obviamente debido a la guerra en Ucrania, los desafíos de aumentar el gasto de defensa europeo y las preocupaciones sobre la confiabilidad de Estados Unidos”, agregó.
El gasto en defensa ha sido una de las mayores quejas de Trump sobre la OTAN, y ha repetido que Estados Unidos no defenderá a países que no cumplan el objetivo acordado de gastar el 2% de su producto interno bruto en defensa.
Los funcionarios de la alianza militar han impulsado un aumento significativo (a 23) en el número de aliados que satisfacen ese compromiso. Se espera que varios miembros más declaren que cumplirán ese estándar durante la cumbre.
Muchos aliados de la OTAN firmaron el año pasado sus propios acuerdos de seguridad con Ucrania para proporcionar garantías de asistencia a largo plazo para que Kiev se defienda de Rusia y evite posibles ataques futuros.
Rusia logró avances significativos en el campo de batalla en los últimos meses durante los retrasos del Congreso estadounidense en la aprobación de su ayuda militar. Estos se han superado y se espera que se anuncie un nuevo paquete multimillonario esta semana.
Pero el objetivo de Ucrania es unirse a la OTAN, lo que la posicionaría bajo el paraguas de seguridad colectiva del Artículo 5 de la alianza, que obliga a los demás miembros a salir en su defensa si alguno de ellos es atacado.
Que acceda a la membresía es muy poco probable mientras el conflicto continúe. No obstante, los aliados planean presentarle a Ucrania un “puente” hacia la membresía que establecería los próximos pasos.
Mientras tanto, se espera que los países prometan un nuevo apoyo militar y económico. Ya se han enviado miles de millones de dólares a Ucrania y los funcionarios dicen que habrá más. Jens Stoltenberg, el secretario general saliente de la OTAN, dijo el viernes que las contribuciones de aproximadamente 43.000 millones de dólares al año deberían ser la base para seguir adelante.
Los aliados de la OTAN también están centrados en las amenazas que plantea China, incluidas las persistentes campañas de desinformación destinadas a sembrar dudas en los sistemas democráticos. Y se han quejado repetidamente de que las ventas chinas de algunas herramientas y tecnología han permitido a Moscú reconstruir la base industrial de defensa de Rusia para librar la guerra en Ucrania.
Estados Unidos, en particular, ha criticado a China por aplicar políticas que amenazan la seguridad europea mientras Beijing busca relaciones comerciales más amplias con los países de Europa.
Por tercer año consecutivo, líderes o altos funcionarios de Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur asistirán a la cumbre de la OTAN para debatir cómo abordar las amenazas chinas en el mar del sur de China y más allá.