Un soldado del sur de California fue asesinado luego de desaparecer durante un entrenamiento en el campamento militar de Fort Bragg en Carolina del Norte, a pocos meses de concluir sus cuatro años de servicio.
Enrique Román Martínez, de 21 años, desapareció a finales de mayo mientras acampaba junto a siete compañeros del Ejército. De acuerdo con su familia, sus acompañantes lo reportaron desaparecido 19 horas después de haberlo visto por última vez.
En las llamadas hechas al 911, sus compañeros dijeron a las autoridades que Martínez tenía tendencias suicidas, algo que su familia siempre negó. Días después de esa llamada, su cuerpo apareció descuartizado.
“Sentimos que un pedazo de nosotros ya no está”, dijo su hermana, Griselda Martínez.
Su madre no quería que Martínez se inscribiera en el Ejército porque temía perderlo en la guerra. Pero tampoco quería perderlo de esta manera, a poco tiempo de acabar su servicio militar.
“No murió por esa causa [la guerra]… Me lo mataron”, dijo desconsolada su madre, María Guadalupe Martínez.
Aunque su muerte fue declarada como homicidio y el Ejército investiga el hecho, no se han dado a conocer información sobre algún sospechoso y no se han realizado arrestos con respecto al caso.
Su familia, residente en Chino, espera que alguien ayude a resolver el crimen para que se haga justicia con este joven a quien todos llamaban Kike.
“Mi hijo no es cualquier cosa. Mi hijo tenía familia”, señala su madre.