El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Mike Johnson, encabezó a un grupo de unos 60 legisladores republicanos que visitaron el miércoles la frontera con México para exigir políticas de inmigración más estrictas a cambio de respaldar la solicitud de fondos de emergencia para Ucrania que presentó el presidente Joe Biden.
Así mismo, Johnson expresó serias dudas sobre si estaría a favor de un acuerdo bipartidista.
El viaje a Eagle Pass, Texas, se produjo mientras el Senado sostiene delicadas negociaciones con la esperanza de llegar a un acuerdo sobre políticas fronterizas que pueda desbloquear el apoyo de los republicanos al paquete de 110,000 millones de dólares de Biden para Ucrania, Israel y otras prioridades de seguridad de Estados Unidos.
Pero Johnson dijo durante la visita a la frontera que se aferraba firmemente a las políticas de un proyecto de ley aprobado por los republicanos de la Cámara de Representantes en mayo sin un solo voto demócrata.
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El proyecto de ley, H.R. 2, reviviría muchas de las políticas aplicadas por el expresidente Donald Trump, construiría más secciones del muro fronterizo e impondría nuevas restricciones a los solicitantes de asilo.
Los demócratas calificaron esa iniciativa de “cruel” y “antiinmigrante”, y Biden prometió vetarla.
“Si se parece a la H.R. 2, hablaremos”, dijo Johnson sobre cualquier iniciativa fronteriza que surja del Senado.
Teniendo como telón de fondo más de 10,000 ingresos ilegales diarios a Estados Unidos durante varios días del mes pasado, Eagle Pass ha estado en el centro de la Operación Estrella Solitaria del gobernador republicano Greg Abbott, una iniciativa de casi 10,000 millones de dólares que ha puesto a prueba la autoridad del gobierno federal en materia de inmigración y ha agudizado la pugna política sobre el tema.
Los miembros republicanos de la Cámara de Representantes promocionaron su evento como la visita a la frontera más numerosa jamás realizada por el Congreso.
A bordo de dos grandes autobuses llegaron bajo un puente internacional en Eagle Pass, donde hace sólo dos semanas los cruces ilegales provocaron una gran respuesta federal que incluyó el cierre del tránsito ferroviario y la creación de un gran campamento para procesar a los migrantes.
El miércoles, el lugar estaba vacío, con sólo estacas en el suelo y vallas naranjas.
En una conferencia de prensa, Johnson también insinuó que podría utilizar un inminente plazo de financiación del gobierno como herramienta de presión.
“Si el presidente Biden quiere un proyecto de ley de gastos suplementarios enfocado en la seguridad nacional, será mejor que empiece por defender la seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo Johnson. Y añadió: “Primero queremos cerrar y proteger la frontera”.
Biden se ha mostrado dispuesto a llegar a buscar un terreno en común, ya que el número histórico de migrantes que cruzan la frontera supone un reto cada vez mayor para su campaña de reelección.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y personal de la Casa Blanca han participado en las negociaciones en el Senado.
“Tenemos que hacer algo”, dijo Biden a los periodistas el martes por la noche. Señaló que el Congreso debería aprobar su propuesta de seguridad nacional porque también incluye dinero para gestionar la afluencia de migrantes.
“Deberían darme el dinero que necesito para proteger la frontera”, agregó.
Funcionarios del gobierno criticaron el viaje de Johnson y lo calificaron como una estratagema política que hará poco por resolver el problema.
El portavoz de la Casa Blanca, Andrew Bates, dijo que los republicanos estaban poniendo en riesgo la seguridad nacional al amenazar con un cierre del gobierno y al retrasar la aprobación de fondos para una mayor seguridad fronteriza.
“Cuando estén en la frontera, van a ver la magnitud del problema y por qué hemos estado diciendo durante unas tres décadas que su sistema de inmigración fallido necesita desesperadamente de una reforma legislativa”, dijo Mayorkas.
“Así que estamos centrados en las soluciones, y esperamos que vuelvan a Washington y también se centren en las soluciones”.
Los representantes republicanos sostienen que la gestión de Mayorkas en la frontera ha supuesto un abandono de sus obligaciones y están avanzando en un poco frecuente procedimiento de destitución contra un miembro del gabinete, con una primera audiencia sobre el asunto prevista para la próxima semana.
Durante parte de diciembre, los cruces fronterizos en Eagle Pass, así como en otros lugares, desbordaron los recursos de los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés).
Las autoridades cerraron los cruces ferroviarios en Eagle Pass y El Paso a lo largo de cinco días, así como cruces fronterizos en la ciudad de Lukeville, en Arizona.
Las autoridades afirman que el número de migrantes disminuyó durante las fiestas de diciembre como parte de un patrón estacional. Los pasos fronterizos se están reabriendo y las detenciones por cruces ilegales desde México descendieron a unos 2,500 el lunes, frente a los más de 10,000 de varios días de diciembre, según las autoridades.
“Tenemos que arreglar la frontera. Hay un acuerdo prácticamente unánime entre demócratas y republicanos al respecto”, dijo el miércoles el líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer. “Todo el mundo va a tener que ceder algo para conseguirlo”.
Los republicanos presionan a Biden y a los demócratas para que acepten medidas fronterizas estrictas y consideran que el elevado número de migrantes que llegan a la frontera es una debilidad política para el presidente.
El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, dijo el martes a la prensa en Kentucky que en una conversación con Biden, de 81 años, le planteó así la situación: “No puedes hacer nada sobre la edad que tienes, no puedes hacer nada sobre la inflación, pero esto es algo medible por lo que te puedes atribuir el mérito”.
McConnell también dijo que abordaba las conversaciones con “optimismo de que de algún modo conseguiremos arreglar todo esto y estamos dando lo mejor de nosotros”.
El senador James Lankford, un republicano de Oklahoma que negocia el acuerdo del Senado, calificó la H.R. 2 como un “gran proyecto de ley”, pero dijo que no era realista esperar que el presidente o los demócratas del Senado apoyaran las medidas.
Los negociadores del Senado se han centrado en endurecer los protocolos de asilo para los inmigrantes que llegan a la frontera sur de Estados Unidos, reforzar la vigilancia fronteriza con más personal y sistemas de alta tecnología, y medidas coercitivas que entrarían en vigor si el número de cruces diarios supera cierto umbral.
Murphy, el principal negociador demócrata, dijo el martes que esperaba que “en algún momento, los republicanos puedan aceptar la oferta en la que todos hemos estado trabajando durante mucho tiempo”.
Expresó su preocupación por el hecho de que, cuanto más se prolonguen las conversaciones, más tiempo se dejarán en suspenso los dispositivos de defensa ucranianos sin el apoyo garantizado de Estados Unidos en la guerra con Rusia.
El Pentágono anunció a finales de diciembre lo que, según sus funcionarios, podría ser el último paquete de ayuda militar a Ucrania si el Congreso no aprueba la solicitud de financiación de Biden.
Las armas, por valor de hasta 250 millones de dólares, incluyen municiones aéreas y otros misiles, artillería, sistemas antiblindaje, municiones, equipos de demolición y médicos, y piezas de repuesto.
Rusia ha desatado una oleada de ataques con misiles y aviones no tripulados contra Ucrania en el nuevo año.
“La consecuencia de la decisión de los republicanos de vincular la financiación de Ucrania a la frontera es que los ucranianos se encuentran ya en un momento de verdadera crisis”, dijo Murphy.