WASHINGTON — El presidente Joe Biden y la primera dama, Jill Biden, llegaron este martes a Buffalo, donde mantuvieron un encuentro privado con los familiares de las víctimas del tiroteo que dejó diez muertos en un supermercado el sábado y donde el mandatario dio un fuerte discurso contra el "veneno" de la supremacía blanca.
Un supremacista blanco es el sospechoso de atacar a tiros a personas negras con un rifle de asalto en un supermercado en Buffalo, Nueva York. Se trata del , ataque racista más letal desde que Biden asumió el cargo.
El presidente y la primera dama Jill Biden visitaron la ciudad donde su primera parada fue a un monumento improvisado afuera del supermercado. También se reunieron en privado con las familias de las víctimas, los socorristas y los funcionarios locales.
En un discurso en un centro comunitario cercano, Biden recordó a una a una a las víctimas, por su nombre. Y les dijo a sus familiares que "por experiencia propia y por lo que me han dicho tantos otros, ya llegará el momento en que cuando piensen en sus nombres, se les dibuje una sonrisa".
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"La supremacía blanca es un veneno que corre frente a nuestros ojos. La ideología de la supremacía blanca no tiene lugar en Estados Unidos. No podemos seguir en silencio", dijo en su discurso.
“El odio no prevalecerá, la supremacía blanca no tendrá la última palabra”, tras ataque en Buffalo, dijo Biden.
LA AGENDA DE LA VISITA
La pareja presidencial se reunió con las familias de las víctimas, así como con líderes de la comunidad y miembros de las fuerzas de seguridad y de emergencias, informó a la prensa un alto funcionario de la Casa Blanca.
También visitaron el supermercado "Tops", donde el sábado ocurrió la masacre.
Además, Biden dijo que el tiroteo fue un acto de terrorismo doméstico.
El gobernante pedirá a los estadounidenses que no sucumban al odio y que rechacen las ideas racistas que dividen a la nación.
Asimismo, urgirá al Congreso a aprobar leyes para endurecer el control a las armas, específicamente para restringir las armas de asalto y para que aquellos con antecedentes penales o enfermedades mentales serias no puedan acceder a pistolas que puedan suponer un peligro para ellos u otros.
El tiroteo del sábado está siendo investigado como un ataque racista y terrorista, después de que se encontrara un manifiesto en el que al parecer Gendron aseguraba que quería matar a "todos los negros" y, por eso, había decidido perpetrar la masacre en una zona habitada mayoritariamente por ciudadanos de la comunidad afroamericana.
De las 13 víctimas, once eran negras.
Gendron, que al parecer había llegado a la ciudad un día antes, iba armado y estaba equipado con un chaleco antibalas y un casco protector en el que llevada adosado una cámara por la que retransmitió en vivo su crimen.