El enviado especial del gobierno de Joe Biden para Haití renunció en protesta por las expulsiones “inhumanas” de migrantes haitianos a su país desgarrado por contiendas civiles y desastres naturales, dijeron funcionarios estadounidenses el jueves.
La Casa Blanca enfrenta fuertes críticas de ambos partidos. Los demócratas y muchos grupos defensores de los inmigrantes dicen que la expulsión de miles de haitianos sin darles la oportunidad de pedir asilo viola los principios estadounidenses. Además los han enfurecido las imágenes ampliamente difundidas de agentes de la Patrulla Fronteriza a caballo empleando tácticas agresivas contra los migrantes.
Daniel Foote fue designado al puesto en julio luego del asesinato del presidente de Haití. Desde antes de las expulsiones de los migrantes haitianos de la pequeña población de Del Río, Texas, se sabía que el diplomático de carrera sentía profunda insatisfacción con lo que consideraba la falta de urgencia en Washington y la lentitud de los esfuerzos para mejorar las condiciones en el país caribeño.
Foote escribió al secretario de Estado, Antony Blinken, que renunciaba inmediatamente “con profunda desilusión y disculpas a los que buscan cambios cruciales”.
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“No permitiré que me asocien con la decisión inhumana y contraproducente de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados haitianos e inmigrantes ilegales a Haití, un país donde funcionarios estadounidenses están encerrados en cuarteles seguros debido al peligro que significan las pandillas armadas en la vida cotidiana”, aseguró Foote.
“El enfoque de nuestra política para Haití sigue siendo profundamente defectuoso, y mis recomendaciones han sido ignoradas y descartadas, cuando no modificadas para proyectar una narrativa distinta de la mía”, agregó.
Dos funcionarios con conocimiento directo del asunto confirmaron la renuncia bajo la condición de anonimato por no estar autorizados a hablar públicamente sobre ello.
Un funcionario, que no estaba autorizado a hablar públicamente sobre cuestiones de personal y lo hizo bajo la condición de no ser identificado, dijo que Foote solicitó con insistencia una mayor supervisión de los planes para Haití y que el gobierno no consideraba que sus pedidos fueran apropiados.
La renuncia repentina de Foote deja un vacío en los planes de Estados Unidos para Haití y suma una nueva voz prominente y crítica a la respuesta del gobierno a los haitianos acampados en la frontera de Texas con México. Se prevé que la embajadora de Estados Unidos en Haití, Michele Sison, otra diplomática de carrera, deje el puesto próximamente tras su designación como secretaria adjunta de asuntos internacionales de organización del Departamento de Estado.
El campamento se ha reducido considerablemente desde que superó las 14,000 personas el sábado, muchas de ellas expulsadas y muchas liberadas en Estados Unidos con órdenes de presentarse ante las autoridades de migración.
Entre el domingo, cuando comenzaron, y el martes hubo 10 vuelos de deportación a Haití, de acuerdo con funcionarios haitianos. Funcionarios estadounidenses dicen que habrá siete vuelos diarios, lo que significaría una de las expulsiones en mayor escala en varias décadas.
Foote fue previamente subjefe de la misión en Haití y antes embajador en Zambia. En su nueva función, trabajó con la embajadora para dar a apoyo a Haití tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse.
Desde hace semanas impulsaba discretamente en Washington un plan para mejorar la ayuda a Haití en materia de seguridad y así allanar el camino hacia las elecciones presidenciales. Pero los observadores de la situación dicen que sentía una creciente decepción con la lentitud del proceso de toma de decisiones en el gobierno.
“Cuando una persona encargada de los planes para Haití en el más alto nivel renuncia porque sus ‘recomendaciones son ignoradas y descartadas’, no solo es problemático sino revelador de que este gobierno no tolera a quienes no coinciden con su visión distorsionada de los hechos”, dijo Damian Merlo, un estratega republicano que ha trabajado durante años en asuntos haitianos y ahora es cabildero registrado del gobierno. “Dan Foote es un diplomático de primera categoría que se niega a permitir que le digan lo que debe hacer. Ojalá hubiera más funcionarios del servicio exterior con el valor de desafiar a sus jefes”.