Los aranceles o derechos de aduana son un impuesto sobre los productos comprados en el exterior, y son implementados por prácticamente todos los países.
CIUDAD DE MÉXICO — Más allá del logro político, el gobierno de México confía en que casi el 90% de las exportaciones que llegan a Estados Unidos queden bajo la pausa de aranceles acordada con Donald Trump con lo que, al menos por un mes, se salva de la penalización la mayor gran parte del flujo comercial entre ambos países y que se sitúa en torno a los $840,000 millones anuales.
Aunque la imprevisibilidad del mandatario estadounidense hace que todo pueda cambiar en un abrir y cerrar de ojos, así están las cosas al final de la primera e intensa semana de marzo durante la que Trump cambió varias veces de opinión, coinciden los analistas, por las turbulencias en los mercados y la necesidad de atender a sus bases políticas.
¿Qué exportaciones quedarían sin aranceles?
Según lo anunciado por Trump, todas las incluidas en el tratado de libre comercio norteamericano, el T-MEC, es decir la inmensa mayoría, desde manufacturas a alimentos.
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Ahora más de la mitad de las empresas exportadoras están amparadas por ese tratado, pero hay otras que se rigen por otras reglas, en parte, porque eso no les suponía tener que pagar más impuestos y se ahorraban la burocracia que supone estar bajo el paraguas del T-MEC.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, dijo el viernes que esperan que la mayoría de esas compañías se incorporen al tratado porque, si no, no serán competitivas.
¿Qué sectores continúan bajo la amenaza del 25% de aranceles?
El sector del acero y aluminio, el de productos electrónicos y una pequeña parte de empresas automotrices o de autopartes que no cumplan las disposiciones de las reglas de origen, que exigen que hasta el 75% de sus piezas sean fabricadas en Norteamérica.
Según Ebrard, Estados Unidos está mandando “una señal muy clara de que el cumplimiento de las reglas de origen va a ser decisivo”. De hecho, ese fue un cambio clave en el tratado de libre comercio para poder cerrar el actual T-MEC durante el primer gobierno de Trump.
Según explicó Oscar Ocampo, investigador del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en torno al 10% de las automotrices o fabricantes de autopartes no cumplirían con esas reglas y tendrían que ver cómo de viable es para ellos modificar su cadena de suministro para meter más elementos norteamericanos.
Este sector es clave porque estos productos son los que más compra Estados Unidos a México y porque algunas piezas de automóviles pueden cruzar la frontera varias veces según se van ensamblando en uno y otro país.
Trump ya excluyó a las automotrices estadounidenses de los aranceles, pero esa pausa puede no ser suficiente. El comercio automotriz anual de Estados Unidos con sus dos vecinos supera los $300,000 millones.
¿Se solapan las distintas decisiones arancelarias de Trump?
Sí. México y Canadá tuvieron amenazas específicas de aranceles generales pero, además, también están afectados por los anuncios estadounidenses de gravámenes globales a un determinado sector.
Un ejemplo son los aranceles del 25% a las exportaciones de acero y aluminio que entrarían en vigor el 12 de marzo y que Trump justificó amparándose en leyes que permiten ajustar las importaciones de bienes que comprometan la seguridad nacional aunque estén dentro del T-MEC. Esto podría afectar a fabricantes de autopartes y también de electrodomésticos, por ejemplo.
Ebrard dijo que tratará este asunto con sus contrapartes estadounidenses la semana que viene en Washington DC, además de continuar en conversaciones sobre lo que pasará cuando acabe el plazo de esta segunda pausa arancelaría el próximo 2 de abril, algo que todavía desconocen porque, como reconoció el secretario el viernes, México todavía no sabe "lo que Estados Unidos está pensando".
¿Puede México dejar de depender del comercio con EEUU?
Los expertos lo ven prácticamente imposible por la geografía y porque más del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino el país vecino.
El gobierno de Claudia Sheinbaum ha apostado, principalmente, por buscar nuevos mercados, reducir las importaciones de China y potenciar la producción nacional bajo la campaña “Hecho en México” y poniendo énfasis a todo aquello con valor añadido, como la tecnología.
Estos planteamientos llevan tiempo pero, según Ocampo, hay alternativas relativamente sencillas como dejar de ser el primer comprador de granos de Estados Unidos para buscarlos en Brasil o Argentina.
¿Qué sí puede hacer México, al margen de Trump?
Más allá de los anuncios de responder con más aranceles si los de Estados Unidos se concretan, Sheinbaum intenta demostrar que las inversiones siguen llegando: el viernes Mercado Libre anunció una de $3,400 millones para 2025.
Pero para muchos en México generar más confianza conlleva actuar en dos áreas clave: la seguridad y la justicia.
Ser competitivos, asegura Ocampo, es que no te asalten en las carreteras ni te cobren extorsión y que si una empresa tiene una controversia pueda acudir a los tribunales para resolverla. Pero la inseguridad persiste y muchos creen que la elección popular de jueces en junio podría politizar la justicia.
