Las fuerzas israelíes atacaron el miércoles el mayor hospital de Gaza, donde cientos de pacientes, entre los que hay recién nacidos, estaban atrapados con cada vez menos suministros y sin electricidad, a medida que el ejército ampliaba su control sobre la Ciudad de Gaza y al norte de la Franja.
El hospital de Shifa se ha convertido en un símbolo del sufrimiento generalizado de los civiles palestinos durante la guerra entre Israel y Hamás, que comenzó luego de que el grupo insurgente mató a unas 1,200 personas y capturó a unos 240 rehenes en un asalto sorpresa sobre el sur de Israel el 7 de octubre.
El hospital está también en el centro de las acusaciones cruzadas sobre quién es el responsable de los miles de muertos y de la destrucción generalizada en el sitiado territorio. Israel acusa a Hamas de usar a los civiles como escudos humanos, mientras que los palestinos y los grupos de derechos dicen que Israel ha puesto en peligro de forma temeraria a la población en su intento de erradicar al grupo insurgente.
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Mohammed Zaqout, director de los hospitales de Gaza, dijo que había tanques israelíes dentro del complejo y los que soldados habían entrado en los edificios, incluyendo los departamentos de urgencia y cirugía, que tienen unidades de cuidados intensivos. No estuvo claro si hablaba desde el interior del recinto.
“Las fuerzas de ocupación han asaltado los edificios", dijo enfadado por teléfono, e indicó que los pacientes, incluyendo los niños, estaban aterrorizados. “Están gritando. Es una situación muy aterradora (...) no podemos hacer nada por los pacientes salvo rezar”.
El ejército israelí indicó que está llevando a cabo una “operación precisa y selectiva contra Hamás en una zona específica del hospital de Shifa" y que los soldados estaban acompañados de equipos médicos y tenían suministros y alimentos para bebés, además de incubadoras y otros materiales.
POR QUÉ ISRAEL ATACÓ EL HOSPITAL
Israel sostiene que Hamas tiene un enorme centro de mando dentro y debajo del hospital, pero no ha proporcionado evidencias visuales. Tanto Hamas como el personal del centro han negado repetidamente las acusaciones. Horas antes del asalto, Estados Unidos dijo que su inteligencia sugería que el grupo utilizó el de Shifa y otros hospitales — y los túneles debajo de ellos — para respaldar operaciones insurgentes y retener a los cautivos.
De acuerdo con el ejército, las fuerzas que están cateando Shifa buscaban también a los rehenes. La difícil situación de los cautivos, entre los que hay hombres, mujeres y niños, ha movilizado el apoyo a Israel en el conflicto, y las familias y los simpatizantes de los cautivos participaban en una marcha entre Tel Aviv y Jerusalén.
Dos semanas y media después del inicio de su campaña terrestre en el norte de la Franja, las tropas israelíes han tomado el control de varios edificios clave y de un barrio céntrico de la Ciudad de Gaza.
La mayoría de los cientos de miles de habitantes de la ciudad y de sus alrededores han huido tras semanas de bombardeos israelíes. Al norte del territorio no ha llegado apenas la ayuda y llevan semanas sin electricidad ni agua corriente.
Más de 11,200 personas, dos tercios de ellas mujeres y niños, han muerto en Gaza, según el Ministerio de Salud palestino en Ramala, y dos tercios de los 2.3 millones de habitantes del territorio han huido de sus hogares. Alrededor de 2,700 personas fueron reportadas como desaparecidas y se cree que la mayoría estarían sepultadas bajo los escombros. El recuento del ministerio no distingue entre muertos civiles y combatientes.
Casi toda la población de Gaza se ha refugiado en dos terceras partes del pequeño enclave, en el sur, donde las condiciones se han ido deteriorando a medida que continúan los bombardeos.
La agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) dijo el martes que sus instalaciones de almacenamiento de combustible en Gaza estaban vacías y que pronto pondría fin a las operaciones de ayuda, incluyendo el reparto limitado de alimentos y medicinas desde Egipto para más de 600,000 personas refugiadas en escuelas y otras instalaciones gestionadas por la entidad en el sur.
Las autoridades de defensa israelíes cambiaron de opinión a primera hora del miércoles para permitir la entrada de 24,000 litros (6,340 galones) de combustible para las labores humanitarias. Antes habían prohibido repetidamente la entrada de combustible alegando que Hamás podría desviarlo para uso militar.
El COGAT, la agencia del ejército israelí responsable de los asuntos palestinos, explicó que permitirá que los camiones de la ONU reposten en el paso de Rafah, en la frontera con Egipto, más tarde en el día. La decisión se tomó en respuesta a un pedido de Estados Unidos, añadió.