BOGOTÁ, Colombia — Decidieron llamarles “caretas salvavidas” con la esperanza de que protejan a los colombianos de la pandemia del nuevo coronavirus y puedan salir a la calle más seguros.
Al darse cuenta de la situación que enfrenta su país, Óscar Henao, un taxista de 48 años, decidió asociarse con Adán Fajardo, dueño de un pequeño taller de empaques, para crear estas caretas de protección.
“Me puse a estudiar y a leer qué era este virus. Ya que principalmente se adquiere por el tacto y la saliva, me dije ‘podemos poner un granito de arena y fabricamos una careta para que la gente que la adquiera y su cara esté protegida’”, dijo Henao a la AP.
Su producto está fabricado en plástico transparente y mide 30 centímetros de ancho por 30 de largo. Además posee una especie de sombrero para que pueda acomodarse en la cabeza y en su interior hay un tapaboca.
Fajardo, por su parte, señaló que desde hace varios años fabrica empaques de icopor, como se conoce en Colombia a un poliestireno o plástico espumado, para vender al por mayor, pero el coronavirus le cambió la vida como a muchas personas. “Mi socio llegó hace unos días con una muestra de una careta plástica a mi negocio y le dije: ‘le hago algo bonito, elegante, que sirva’, y empezamos hacer moldes”.
El fabricante de empaques dicen que pasan sus días trabajando hasta muy tarde para elaborar sus caretas pero el esfuerzo ha valido la pena. “Nos visitaron médicos, odontólogos, gente del ejercito, y nos dijeron que era un buen producto”.
Hasta el momento este par de colombianos han encabezado la fabricación de unas 300 caretas y han vendido 80 con un costo de 30 mil pesos por pieza (unos siete dólares). Además han donado 30 a tenderos y taxistas. Pronto esperan ampliar su alcance para fabricar caretas para niños e ir un poco más allá. “Pensamos promover este idea para que la gente vuelva a salir a trabajar, que los vendedores ambulantes hagan lo mismo y ayudar con esta pandemia”, dijo Fajardo.
Sin esperarlo, según Henao, además ya recibieron su primera solicitud internacional. “Me llegó un pedido para enviar una docena de ellas a Estados Unidos”, dijo sin especificar el destino.
Su iniciativa va bien pero asegura que pronto requerirá apoyo. “Necesitamos ayuda económica para hacer una gran producción y en este momento se nos está acabando la materia prima”.
Por lo pronto, aprovechará la cooperación con la que ya cuenta. Según el colombiano, unas 30 personas trabajan en sus casas para colaborar en la fabricación de sus “caretas de la vida”.
“Unos están cociendo, otros cortando el plástico, pero la prioridad es que con estas caretas protejamos y salvemos vidas de muchos colombianos”.