La tuberculosis es una enfermedad bacteriana altamente contagiosa que se transmite a través del aire. Esto es lo que necesita saber.
Las autoridades sanitarias están llamando la atención sobre una consecuencia inminente del recorte de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional por parte del gobierno de Trump: el riesgo de un aumento mundial de los casos de tuberculosis y de muertes por esta enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés) advirtió esta semana que los recortes radicales de fondos podrían poner en peligro millones de vidas, ya que muchos países dependen de la ayuda extranjera para la prevención, las pruebas y el tratamiento de la tuberculosis.
"Si no se toman medidas inmediatas, corren peligro los avances logrados con tanto esfuerzo en la lucha contra la tuberculosis", declaró el miércoles en un comunicado la Dra. Tereza Kasaeva, directora del programa mundial de la OMS sobre tuberculosis y salud pulmonar.
La tuberculosis es la enfermedad infecciosa que causa más muertes en el mundo. Alrededor de $1.25 millones de personas murieron por esta infección bacteriana en 2023, los últimos datos disponibles, y los nuevos casos alcanzaron un máximo histórico ese año, con alrededor de 8.2 millones de personas diagnosticadas, según la OMS.
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Hasta hace poco, USAID aportaba aproximadamente una cuarta parte de la financiación de donantes internacionales para servicios de tuberculosis en otros países: hasta $250 millones de anuales, según la OMS. La agencia gestionaba programas contra la tuberculosis en 24 países.
La OMS afirmó que, debido a los recortes de fondos estadounidenses, las cadenas de suministro de medicamentos en otros países se están "rompiendo", los servicios de laboratorio están "gravemente perturbados" y los sistemas de vigilancia se están "colapsando", lo que dificulta la identificación, el seguimiento y el tratamiento de los casos de tuberculosis. También se han interrumpido algunos ensayos de investigación.
Esto ha incapacitado algunos programas nacionales contra la tuberculosis, y la OMS advierte de efectos devastadores en 18 países con la mayor carga de la enfermedad, muchos de los cuales se encuentran en África.
En Uganda, la reducción de la financiación de USAID ha dificultado el pago a los trabajadores sanitarios comunitarios, lo que ha provocado una escasez de personal, explica el Dr. Luke Davis, epidemiólogo clínico de la Escuela de Salud Pública de Yale. Estos trabajadores desempeñan un papel fundamental a la hora de notificar a las personas que dan positivo en las pruebas de la tuberculosis, administrarles tratamiento y examinar a sus contactos cercanos para detectar la infección.
"Los pacientes pueden recibir un diagnóstico de tuberculosis después de salir de la clínica porque están esperando los resultados, y pueden estar en casa con tuberculosis y no saber que la tienen. Literalmente, no hay recursos para salir y llegar a esas personas", dijo. "La gente está muriendo porque tiene una enfermedad que no se ha diagnosticado, no se ha tratado, no se ha prevenido".
Desde el 24 de enero, la interrupción de la financiación de USAID puede haber provocado unas 3,400 muertes adicionales por tuberculosis y 6,000 infecciones más, según un proyecto de modelización del impacto de los recortes. El modelo está coordinado por la Alianza Alto a la Tuberculosis, una organización de las Naciones Unidas que pretende eliminar la tuberculosis como problema de salud pública.
Cualquier aumento de la propagación de la enfermedad podría afectar a EEUU, ya que permitiría que más personas que viven o viajan al extranjero trajeran la enfermedad. Ya han aumentado los casos de tuberculosis en EEUU: los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) registraron más de 9,600 casos en 2023, un aumento de casi el 16% respecto al año anterior y del 9% respecto a los niveles prepandémicos de 2019.
Un brote persistente en Kansas ha provocado 68 casos activos desde enero de 2024.
"¿Qué ocurre cuando viajamos al extranjero? He conocido a militares que regresan con tuberculosis multirresistente después de un período de servicio. He sabido de banqueros, gente de Silicon Valley que trabaja en el extranjero, que vuelven con la enfermedad", dijo el Dr. Kenneth Castro, profesor de salud global en la Escuela Rollins de Salud Pública de la Universidad de Emory.
"El problema con todas estas enfermedades infecciosas es que no conocen fronteras, y nuestros esfuerzos tampoco deberían detenerse en la frontera", afirmó.
El resurgimiento de la tuberculosis en EEUU entre 1985 y 1992 se atribuyó, en parte, al declive de los programas de control de la tuberculosis y al aumento de los casos en todo el mundo.
La Casa Blanca no hizo ningún comentario a tiempo para su publicación.
Las personas con tuberculosis activa suelen presentar tos intensa y dolor torácico. Pueden toser sangre y mucosidad y tener dificultad para respirar. Si no se trata, la infección bacteriana puede dañar los pulmones y extenderse a otras partes del cuerpo como el cerebro, los riñones y la columna vertebral. Puede ser mortal para hasta dos tercios de las personas con casos activos que no reciben el tratamiento adecuado, según la OMS.
Pero el tratamiento no es rápido: Los enfermos de tuberculosis deben tomar antibióticos durante seis meses, y dejar de tomarlos a la mitad puede hacer que la persona se vuelva resistente a los antibióticos y contagie a otros la cepa de tuberculosis resistente a los fármacos.
Hasta los recientes recortes, USAID había desempeñado un papel decisivo en la vigilancia para identificar nuevos casos de tuberculosis, mejorando las cadenas de suministro para hacer llegar los medicamentos a los pacientes enfermos e invirtiendo en ensayos clínicos de nuevas terapias y pruebas diagnósticas. En comunidades que carecían de radiólogos para leer radiografías, USAID también financió sistemas portátiles de rayos X que utilizan inteligencia artificial para realizar diagnósticos.
Además, la agencia ayudó a los países a adquirir medicamentos a precios más bajos, en parte mediante la financiación del Global Drug Facility, un grupo que negocia los precios de los medicamentos con los proveedores.
Muchos de esos esfuerzos se detuvieron cuando la administración Trump redujo la agencia a su mínima expresión. Después de despedir o suspender a contratistas en enero, el gobierno despidió a 1,600 empleados, y luego puso a miles más en licencia administrativa el mes pasado. El Departamento de Estado recortó casi 5,800 de las adjudicaciones de ayuda exterior de USAID — más del 90% del total — , según una demanda presentada por organizaciones sin fines de lucro y empresas que reciben fondos de USAID. Según The Associated Press, las ayudas ascendían a $54,000 millones.
El Secretario de Estado, Marco Rubio, emitió en enero una exención que permitía continuar con los programas humanitarios de la USAID que salvan vidas -incluidos la prevención y el tratamiento de la tuberculosis-, a pesar de la congelación de 90 días de la ayuda exterior. Pero el mes pasado, en un memorando dirigido a sus empleados, un funcionario de la USAID dijo que se había suprimido casi toda la financiación necesaria para mantener en marcha esos programas.
El funcionario advirtió de "muertes evitables, desestabilización y amenazas a la seguridad nacional a escala masiva", y después de enviar el memorando fue puesto en excedencia administrativa.
La reducción de la USAID ha formado parte de un esfuerzo más amplio para reducir el gasto federal liderado por Elon Musk y el Departamento de Eficiencia Gubernamental. Musk dijo en X el mes pasado que estaba "metiendo a USAID en la trituradora de madera", y que él y Trump estaban de acuerdo en que la agencia debía cerrarse.
Hasta ahora, los jueces federales han denegado las peticiones de los empleados y contratistas de USAID para continuar con su trabajo mientras se resuelven las demandas que impugnan sus ceses. La Corte Suprema dijo el miércoles, sin embargo, que el gobierno de Trump tenía que pagar a los contratistas de USAID $2,000 millones por el trabajo ya realizado.
La OMS tiene el objetivo de reducir los casos de tuberculosis en un 80% y las muertes en un 90% para 2030. Eso ya era una aspiración, pero ahora está aún más lejos de la vista, dijo la Dra. Priya Shete, profesora asociada de medicina y epidemiología en la Universidad de California en San Francisco.
USAID desempeñó un papel importante a la hora de hacer llegar a los pacientes los medios de diagnóstico y los tratamientos en la "última milla", explicó Shete. Esto incluía encontrar formas de transportar medicamentos cuando las condiciones de las carreteras eran malas y financiar clínicas móviles que ofrecían radiografías y análisis bacteriológicos.
"La pérdida de recursos para llegar a la meta es lo que realmente inquieta a algunas personas, y acabará costando millones de vidas potencialmente", afirmó.
Los expertos temen que la interrupción de los ensayos clínicos dificulte también el desarrollo de tratamientos para las infecciones resistentes a los fármacos y de nuevas formas de detectar casos en niños, que a menudo son difíciles de diagnosticar.
"Las innovaciones también benefician a EEUU", afirmó Davis.
Esta nota fue publicada originalmente en inglés por Aria Bendix para NBC News.