Texas

Fiscal general dice que peticiones para prevenir ejecución de Robert Roberson intentan “reescribir el pasado”

Roberson, de 57 años, tenía previsto morir mediante inyección letal el 17 de octubre, pero la ejecución se retrasó después de que la Corte Suprema de Texas respaldara el fallo de un tribunal de distrito del estado.

AUSTIN, Texas —El fiscal general de Texas está criticando a los legisladores que retrasan la ejecución pendiente de un reo condenado por el caso de "síndrome del bebé sacudido", que sería el primero de su tipo en Estados Unidos.

Junto con una declaración emitida el miércoles, la oficina de Ken Paxton dio a conocer una colección de pruebas, incluyendo el informe original de la autopsia de, Nikki Curtis, que fue asesinada por su padre Robert Roberson en 2003.

Roberson, de 57 años, tenía previsto morir mediante inyección letal el 17 de octubre, pero la ejecución se retrasó después de que la Corte Suprema de Texas respaldara el fallo de un tribunal de distrito del estado minutos antes de la ejecución. Los abogados de Roberson ya habían pedido clemencia al estado, pero la Junta de Indultos y Libertad Condicional de Texas se la denegó.

Roberson ha mantenido su inocencia desde su juicio.

En el comunicado de prensa, la oficina de Paxton llamó las peticiones de los representantes Jeff Leach y Joe Moody para anular la ejecución "maniobras extrajudiciales que intentan oscurecer los hechos y reescribir su pasado".

En la declaración publicada en internet, la oficina del fiscal también se afirmaba que los legisladores habían intentado engañar al público afirmando falsamente que Roberson había sido injustamente condenado por “ciencia basura” en relación con el “síndrome del bebé sacudido”.

Paxton citó el informe de la autopsia de la hija de Roberson, de dos años de edad, y el testimonio de Dr. Jill Urban, el médico forense que llevó a cabo la autopsia, que concluyeron que la muerte de la niña fue causada por heridas contusas en la cabeza.

Los abogados de Roberson, incluida la abogada Gretchen Sween, que se unió a su caso en 2016, afirman que los investigadores no tuvieron en cuenta los problemas de salud previos de Nikki y que sufría de una enfermedad crónica. Dicen que las nuevas pruebas sugieren que la niña no murió por ser sacudida si no porque tenía neumonía que le impedía absorber oxígeno.

Durante el juicio, Roberson testificó que durante la madrugada del 31 de enero de 2002, se despertó al oír un "grito extraño" y descubrió que su hija se había caído de la cama. Horas después, Roberson dijo que se dio cuenta de que su hija no respiraba y la llevó a la sala de urgencias, donde murió un día después.

Un médico en Dallas determinó que había muerto como consecuencia del llamado síndrome del bebé sacudido, en el que un niño es sacudido con tanta violencia que la acción le causa un traumatismo craneal.

El detective principal del caso, Brian Wharton, aceptó el diagnóstico y Roberson fue detenido poco después.

Se esperaba que Roberson compareciera ante el Comité de Jurisprudencia Penal de la Cámara de Representantes el lunes, después de que los miembros emitieran una citación el miércoles para que testificara sobre su caso, pero no compareció.

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