AUSTIN, Texas - Un hombre de Texas que mató al gerente de su club de striptease y a otro hombre, y que luego provocó un cierre masivo del sistema penitenciario estatal cuando usó un teléfono celular introducido de contrabando en el corredor de la muerte para amenazar a un legislador, fue ejecutado el jueves por la noche.
Richard Lee Tabler, de 46 años, recibió una inyección letal en la penitenciaría estatal de Huntsville. Es la segunda persona ejecutada en Texas en poco más de una semana, y hay dos más programadas para fines de abril. La hora de la muerte fue a las 6:38 p.m. CT.
Tabler fue condenado por las muertes a tiros en el Día de Acción de Gracias de 2004 de Mohammed-Amine Rahmouni, de 28 años, y Haitham Zayed, de 25, en una zona remota cerca de Killeen en el centro de Texas. Rahmouni era el gerente de un club de striptease en el que trabajaba Tabler hasta que se le prohibió la entrada al local.
Zayed era amigo de Rahmouni y, según la policía, ambos murieron en una reunión nocturna para comprar un equipo estéreo robado que, en realidad, era una emboscada planeada.
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Tabler también confesó haber matado a dos jóvenes que trabajaban en el club, Tiffany Dotson, de 18 años, y Amanda Benefield, de 16 años. Fue acusado pero nunca juzgado por sus asesinatos.
Tabler pidió repetidamente a los tribunales que retiraran sus apelaciones y que se le condene a muerte. También cambió varias veces de opinión al respecto, y sus abogados pusieron en duda que sea mentalmente competente para tomar esa decisión. El historial carcelario de Tabler incluye al menos dos intentos de suicidio, y en 2010 se le concedió una suspensión de la ejecución.
"El peticionario ha pasado los últimos veinte años en los tribunales, y no ve sentido en perder el tiempo de este tribunal, ni el de nadie más", escribió Tabler al Tribunal de Apelaciones Penales del estado el 9 de diciembre de 2024, después de que se fijara su fecha de ejecución actual.
Las llamadas telefónicas de Tabler en 2008 al senador estatal John Whitmire, actual alcalde de Houston, provocaron un encierro sin precedentes de más de 150,000 reclusos en el segundo mayor sistema penitenciario del país. Algunos permanecieron confinados en sus celdas durante semanas mientras los funcionarios inspeccionaban más de 100 prisiones para incautarse de cientos de artículos de contrabando, incluidos teléfonos móviles.
Whitmire dirigía un comité del Senado encargado de supervisar las prisiones estatales, y dijo en su momento que Tabler le advirtió de que conocía los nombres de sus hijos y dónde vivían. Whitmire, a través de un portavoz de la alcaldía, declinó hacer comentarios sobre la ejecución pendiente de Tabler.
La ACLU recurrió el caso de Tabler ante la Corte Suprema de EEUU el año pasado, alegando que se le negó una representación legal adecuada durante sus apelaciones ante los tribunales inferiores por parte de abogados que se negaron a participar en las vistas a petición suya, según ellos.
El recurso de la ACLU argumentaba que los abogados de Tabler ignoraron un examen psicológico que determinó que padecía una "profunda y grave constelación de enfermedades mentales" que habían sido ignoradas desde su infancia. El tribunal se negó a detener su ejecución.
Tabler trabajaba en un bar llamado TeaZers y, según los investigadores, tuvo un conflicto con su jefe, Rahmouni, quien supuestamente le dijo que podía hacer «desaparecer» a la familia de Tabler por 10 dólares.
Tabler reclutó a un amigo, un soldado del cercano Fuerte Cavazos, y atrajo a Rahmouni y Zayed a una reunión. Tabler disparó a ambos en su coche, luego sacó a Rahmouni e hizo que el amigo grabara un vídeo en el que volvía a disparar a Rahmouni.
Tabler confesó posteriormente los asesinatos. Durante la fase de sentencia de su juicio, los fiscales presentaron las declaraciones escritas y grabadas en vídeo de Tabler en las que afirmaba que también había matado a Dotson y Benefield días después porque le preocupaba que contaran que había matado a esos hombres.
Los investigadores afirmaron que, antes de ser detenido, Tabler llamó a la oficina del sheriff del condado Bell para burlarse de los agentes acerca de los asesinatos, y amenazó con matar a más empleados del club de striptease y a agentes de la ley encubiertos en el club.
